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La batalla judicial de un soldado por la libertad de cultos en el Ejército


A continuación trascribimos el articulo publicado por el periódico El Espectador sobre la nueva batalla judicial donde La Asociación de Ateos de Bogotá esta asesorando a este valiente soldado


Un soldado profesional, quien presta sus servicios en Fusagasugá, radicó una tutela en contra del Ejército. Asegura que lo obligan a asistir a misa, que sus superiores tratan distinto a quienes no profesan la fe católica y que la institución no ofrece espacio alguno a otras religiones.


En febrero pasado, el soldado profesional Andrés* tuvo que pasar al frente, ponerse a discreción y revelar su orientación religiosa. Entonces, uno de sus superiores formó un pelotón frente a la capilla y preguntó quién no iba a participar de la misa, en el Batallón de Infantería N°39 en Fusagasugá, Cundinamarca. Los católicos participaron del evento, que se celebra cada ocho días, y a quienes piensan diferente les fue asignada la tarea de mover el pasto que estaba frente al casino. Andrés*, agnóstico, se cansó de evidenciar una ausencia de neutralidad religiosa en el Ejército. Es autor de una tutela que busca la protección del derecho fundamental a la libertad de cultos.



“El día 7 de diciembre, a las 5:45 de la tarde, me citaron a una misa católica en el municipio de Fusagasugá. La asistencia era obligatoria, con la posibilidad de ser sancionado en caso de no asistir. La anterior situación ya se ha presentado en anteriores oportunidades y de forma reiterada, pese a que he manifestado de forma verbal a mis superiores mi inconformidad con la asistencia obligatoria a estos cultos religiosos”, señala Andrés* en la tutela. El militar, con más de 10 años en la institución, no quiso revelar su nombre. Sin embargo, encomendó su batalla judicial a la Asociación de Ateos de Bogotá.


Con su tutela, Andrés* busca que sean protegidos sus derechos fundamentales al libre desarrollo de la personalidad, libertad de conciencia y libertad de culto, según él, vulnerados por el Ejército. El Juzgado de Familia de Fusagasugá conoció de su petición en principio. En el documento, el soldado dejó clara su inconformidad con la asistencia reiterativa a celebraciones católicas en el marco del miércoles de ceniza, semana santa y las misas de cada jueves y domingo. “Refiere que quienes se niegan a asistir a la eucaristía católica, se les ordena trabajos especiales para dicho personal, tales como izar el pabellón nacional o realizar una acción de aseo”, reseñó el Juzgado.



El Ejército Nacional respondió a la súplica de Andrés*, pero mencionó que no hay forma de probar que existe una vulneración de derechos fundamentales. El teniente coronel Andrés Felipe Úsuga, comandante del Batallón de Infantería N°39, aseguró que desconocía de la identificación religiosa de su subalterno. Le explicó al Juzgado que el accionante debía manifestar su condición por escrito y que el personal forma frente a la capilla, “como un acto del servicio, con el fin de salvaguardar el orden interno y la disciplina de la unidad militar”. Al final, Úsuga aseguró que gracias a la tutela Andrés* no volverá a ser citado a misa.


El Juzgado de Fusagasugá falló en contra de Andrés* el pasado 11 de marzo. Consideró que no hay evidencia de vulneración de derechos y que tampoco hay sanciones para quienes se hayan abstenido de ir a misa. “La formación es un acto de servicio establecido por la Institución Castrense, que aunque se realiza antes del acto religioso, se hace con el fin de verificar que el personal de soldados está completo y el que quiere ingresar al acto religioso ingrese, y el que no, se retire”, señaló el despacho judicial.


Dentro del expediente, se valoró un audio aportado por la defensa judicial del soldado, en el cual un mayor da instrucciones antes de la misa semanal, en febrero pasado. “Señores, buenos días, el día de hoy vamos a hacer la formación aquí para asistir a la santa misa del Batallón. Cuadros y soldados, como les digo todas las veces que nos vemos aquí los jueves, la santa misa no es obligación. Es para aquel que por vocación quiera agradecer la semana a Dios. Quiera agradecerle todo lo que él nos da por el solo hecho de nacer y respirar. El despertar y ver a su familia y a sus hijos bien”, señaló el militar.


Luego, el mayor solicita que pase al frente todo aquel que no se identifique con la religión católica. A un soldado de apellido Angulo le pregunta por qué no asistirá a la misa. Ante la respuesta del miembro del Batallón, el mayor responde: “Párese bien y hable como un hombre. Estos manes yo no sé cómo es que los forman ¡Hable duro!”. A continuación, una vez identificadas las personas que no profesan la fe católica, el superior les dice: “Ustedes me hacen el siguiente favor. Van donde el oficial de servicio, bajan frente al comando, izan el pabellón nacional y después, en la parte del casino, me ayudan a mover el pasto hacia la parte donde está el polígono”.



Sin embargo, para el Juzgado de Fusagasugá los comentarios del mayor están bajo la línea de la normalidad. “Si bien les pidió dar un paso al frente a quienes no iban a participar en el acto religioso y cada uno le informo al respecto sus razones (las cuales no son inteligibles en el audio), no se desprende que la actitud del comandante hubiera sido transgresora de la dignidad o derechos de los soldados. O que la decisión posterior de dar unas órdenes de izar el pabellón o las otras tareas que les ordeno, se hubieran impuesto por fuera del normal desarrollo de las actividades que como comandante les ordena, o como castigo”, se lee en el expediente.




El soldado busca la revancha


Una vez conocido su revés judicial, la Asociación de Ateos de Bogotá presentó el recurso de impugnación. Andrés* fue más allá y criticó la presunta falta de neutralidad religiosa del Ejército. Señaló que, por lo menos en su batallón en Fusagasugá, no existe un salón para los testigos de Jehová, un recinto para los practicantes de la gnosis o algún templo para la práctica del mormonismo. Agregó que, al no existir un balance entre las posibilidades de practicar una religión -o no- dentro del Ejército, denotaría una violación al principio de laicidad estatal.



“La organización o participación en eucaristías de la religión católica no hace parte de las funciones de un soldado, y la práctica de dichos rituales no es necesaria para el desempeño eficaz de las funciones para las cuales somos entrenados como miembros de las fuerzas armadas; como consecuencia de ello, el tiempo destinado para dichas prácticas rituales debe tramitarse mediante el uso de los permisos gestionados ante la institución de manera voluntaria por cada uniformado”, agregó Andrés*.


El soldado cree que la solución a la batalla jurídica es que el Ejército, en su concepto, respete la laicidad del Estado y que en las formaciones militares obligatorias no se hable de las creencias religiosas, si no es estrictamente necesario. Además, que cada miembro de la institución tramite de manera individual, en condiciones de privacidad, los permisos destinados a obtener un tiempo libre para participar de los rituales correspondientes a su religión de preferencia. Busca, en conclusión, que sean respetados los derechos tanto de creyentes como de ateos y agnósticos. Su caso está en segunda ronda. Un juez podría darle la bendición a su demanda.



Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.



Nota del editor:

La Asociación de Ateos de Bogotá seguirá con cuidado este caso, y aun si el segundo juez niega la tutela,(con argumentos posiblemente viciados por sus prejuicios religiosos como al parecer pasó con el primer juez) intentaremos que La Corte Constitucional revise el caso para que se siente el precedente jurídico que sea necesario para que este tipo de escenarios discriminatorios no se vuelvan a presentar, ni en El ejercito de Colombia, ni en ninguna otra institución pública .





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