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La religión no es necesaria para vivir de forma ética

Actualizado: 16 jun 2020

Mucha gente cree, erróneamente, que no se puede ser ético sin religión. Piensan que el ser humano carecería de la brújula moral que le permita distinguir entre lo bueno y lo malo, por lo cual no tendría incentivos para actuar virtuosamente y se entregaría a sus vicios. Esta perspectiva presenta problemas. Primero, asume que el seguimiento de una religión convierte a su seguidor en una persona moral, un supuesto que no se cumple a la luz de los males provocados por personas religiosas en diferentes contextos. Segundo, una religión diferente implica una moral distinta, lo que puede provocar casos de intolerancia e incluso violencia entre miembros de las distintas religiones.

Lo correcto es que existan principios morales que puedan universalizarse a todas las personas. Actualmente, con el apoyo de la ciencia y la filosofía, se pueden fundamentar juicios de valor a la luz de los hechos y sus consecuencias. Esta idea aparece esbozada en el Tercer Manifiesto Humanista:

«Creemos que el crecimiento de conocimiento científico nos capacitará a los hombres para hacer elecciones más prudentes. En este sentido no hay un muro infranqueable entre hechos y valores, o entre es y debe. Mediante el uso de la razón y el conocimiento nos capacitaremos mejor para la realización de nuestros valores a la luz de la evidencia y mediante la precognición de sus consecuencias»[1]

Con esta idea coincide el escritor Sam Harris. Para él, la ciencia puede ayudar a guiar el juicio moral de los hombres debido a que los valores son hechos que inciden en el bienestar de las criaturas conscientes. Por ejemplo, el bienestar humano puede entenderse considerando sus efectos en el cerebro, de forma que pueden construirse principios morales mediante los aportes de la neurociencia y la psicología[2].

De hecho, las tendencias morales están profundamente enraizadas en la naturaleza humana y han evolucionado a lo largo de la historia humana[3]. Para ilustrar este punto, resulta interesante considerar el siguiente cuestionario[4] que se aplicó a personas con diferentes afiliaciones religiosas. En cada uno de ellos, el encuestado debía llenar el espacio en blanco con obligatorio, permisible o prohibido:

1. Un vagón de carga descontrolado está a punto de atropellar a cinco personas que caminan por la vía. Un trabajador ferroviario está junto a un cambio de vías que puede desviar el vagón a otra vía, en la que matará a una persona, pero las otras cinco sobrevivirán. Accionar el cambio de vías es...

2. Pasa usted junto a una niña pequeña que está ahogándose en un estanque poco profundo y es usted la única persona en los alrededores. Si saca a la niña, ésta sobrevivirá y sus pantalones se estropearán. Sacar a la niña es...

3. Cinco personas acaban de ser llevadas a toda prisa al hospital en estado crítico y cada uno de ellos necesita un órgano para sobrevivir. No hay tiempo suficiente para pedir órganos de fuera del hospital, pero hay una persona sana en la sala de espera. Si el cirujano obtiene los cinco órganos de esa persona, ésta morirá, pero las cinco que están en estado crítico sobrevivirán. Obtener los órganos de la persona sana es/está...

Resulta interesante que no existieron diferencias estadísticamente significativas entre los sujetos con una formación religiosa y los carentes de ella. Aproximadamente un 90% respondió que es admisible accionar el cambio de vías, el 97% que es obligatorio rescatar a la niña y el 97% que está prohibido obtener los órganos de la persona sana. En general, se observa que gentes con trasfondos socio-culturales muy diferentes aplican principios morales generales muy similares entre sí, aunque sus juicios morales específicos puedan diferir en función de condicionamientos diferentes[5].

Si a lo anterior adicionamos los esfuerzos dedicados a la formación de juicios éticos basados en un cuestionamiento racional desde Aristóteles a Spinoza, Kant, John Stuart Mill y John Dewey, se hace más evidente que la ética puede ser autónoma y prescindir de la religión[6]. Este esfuerzo lo resume Bertrand Russell cuando insiste en que una buena conducta es un medio para otras cosas que son buenas por sí mismas, lo que hace necesario el estudio de lo que es bueno por sí mismo antes de que podamos decidir sobre las reglas de la conducta[7].

Finalmente, un pensamiento ético basado en la razón permite abordar de una forma más eficaz asuntos morales más complejos sin prejuicios, como pueden ser casos de aborto o eutanasia. Mientras que la religión organizada emite unos juicios específicos para estos temas, la persona que se base en una ética secular analizará la evidencia para desarrollar su propia opinión.

En conclusión, una ética secular que prescinda de la religión, que se base en argumentos racionales y en la evidencia es una forma válida de vivir moralmente. De esta forma, ser no creyente no implica la pérdida de un sentido ético.

 

[1] Academia Internacional de Humanismo. Manifiesto humanista 2000. Un llamamiento a favor de un nuevo humanismo planetario. Recuperado de http://www.filosofia.org/cod/c1999hum.htm [2] Harris, Sam (2010). Science Can Answer Moral Questions (video). TEDEd, Recuperado de https://www.ted.com/talks/sam_harris_science_can_answer_moral_questions [3] Academia Internacional de Humanismo. Op. Cit. [4] Singer, Peter. La ética prescinde de la religión. Recuperado de http://razonatea.blogspot.com/2006/08/la-tica-prescinde-de-la-religin.html [5] Academia Internacional de Humanismo. Op. Cit. [6] Kurtz, Paul. Una separación importante. Recuperado de http://razonatea.blogspot.com/2005/10/una-separacin-importante.html [7] Russell, Bertrand (1993). Ensayos filosóficos. Ediciones Altaya, S.A.

 

Escrito por Francisco José Chaux Guzmán. Escritor en formación, dedicado a la poesía y la narrativa. Economista de profesión, trabaja en el análisis de datos sobre pobreza y desigualdad. Librepensador y humanista secular.

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