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La importancia del derecho a la blasfemia

Actualizado: 18 sept 2020

Suponga que se produce una película sobre Superman en la que se narra la historia de su llegada a la tierra, su crianza por parte padres adoptivos, el descubrimiento de sus poderes, el descubrimiento de su homosexualidad… Lo último, seguramente, sería fuertemente criticado porque Superman es heterosexual en sus cómics y en las series y películas que han adaptado su historia. Ahora suponga que los fanáticos del superhéroe se organizan para boicotear la película y lograr su cancelación mediante manifestaciones de diversa índole. Muchas personas se burlarían de tales fanáticos. ¿Tanta molestia por un personaje ficticio? ¿No hay temas más importantes por los cuales preocuparse? ¿Acaso a Superman le importaría que crearan una película con su versión homosexual?

A continuación suponga que unos cuantos de esos fanáticos deciden atacar a los productores de la película y asesinarlos a balazos. Se esperaría que la gran mayoría de las personas aborrezca tal acto de barbarie. Pero una parte de estas personas critica a los creadores de la película por provocar a los fanáticos con su creación y, aunque es repudiable su asesinato, ellos se lo buscaron.

El escenario que acabo de plantear no parece creíble porque la mayoría de la gente asume que Superman es un personaje ficticio que no inspira cultos religiosos. Es posible que la misma situación se presente si, por ejemplo, el personaje no es Superman sino algún héroe de la mitología egipcia. La percepción de mucha gente cambiaría si el personaje representado es el protagonista de sus propios mitos religiosos, por ejemplo, Jesucristo, Mahoma o Buda. En ese caso se catalogaría a la película como blasfema.

El escenario planteado, como algunos lectores ya habrán notado, se basa en dos casos reales: una película protagonizada por un Jesús homosexual y el ataque a las oficinas de un semanario francés. Sin ahondar mucho, la película Especial de navidad de Porta dos Fundos 2019 creada por el grupo cómico brasileño Porta dos Fundos, ha sido boicoteada por creyentes en redes sociales que incluso se han desvinculado de la plataforma Netflix, donde está alojada. El segundo caso es más conocido, pues se trató del atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo en el contexto de la publicación de varias caricaturas de Mahoma, acto considerado como blasfemia por los musulmanes.

Es este término, blasfemia, el que quiero abordar en este momento. En muchas ocasiones las religiones se han apoyado en este término para limitar la expresión con la excusa de proteger los sentimientos religiosos. Lo cierto es que estas actitudes son contrarias a la libertad de expresión y a la declaración de derechos humanos. Una creencia, al final, no es más que una idea que puede ser sujeta a examen, crítica e incluso burla. Como ha dicho el antiguo presidente del Center for Inquiry, Ronald Lindsay, «pensamos que las creencias religiosas deben ser sujetas a examen y crítica así como las creencias políticas».

Piezas del artista Eugenio Merino que provocaron protesta. Fuente: http://lapiedradesisifo.com/2015/01/21/breve-historia-de-la-blasfemia-en-arte/

Las legislaciones de estados laicos, en el marco de la defensa de los derechos humanos, deberían excluir leyes que protejan tales sentimientos religiosos, así como excluyen la protección de sentimientos políticos o, recordando el ejemplo inicial, sentimientos comiqueros. Recordando que el laicismo implica reglas de juego generales para población con diferentes afiliaciones religiones y no religiosas, se hace evidente que la blasfemia en el islam no debería aplicar para el cristiano o el budista así como la blasfemia en el catolicismo al hinduista o al ateo.

La libertad de expresión y de blasfemia es un requisito para sociedades democráticas y laicas. Cada uno tiene la libertad de criticar las ideas que considere absurdas, bien sean estas la creencia en la segunda venida de Cristo, la supremacía de la raza aria o la heterosexualidad de Superman. Ya será decisión de cada persona por qué medio desea transmitir su crítica y en qué circunstancias.

 

Por Francisco José Chaux Guzmán. Escritor, se dedica a la poesía y la narrativa. Economista de profesión, trabaja en el análisis de datos sobre pobreza y desigualdad. Librepensador y humanista secular.

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